sábado, 17 de octubre de 2009

una nueva canción


SI YO TUVIERA UNA FLOR








Si yo tuviera una flor extraordinaria
cómo la cuidaría, siempre la mojaría
le daría luz y sombra, la amaría al sol
Si yo tuviera una flor

Y si yo fuera más noble
menos loco y vulgar
si escribiera poemas que vuelen lejos de acá
si entonara canciones que paren vientos
Sería tan feliz que moriría

Prefiero morir, morirme bien muerto
en la esquina, en la calle o en parís
Antes que ser lo que no quiero ser
Antes que hacer lo que no quiero hacer


Si yo tuviera una flor estrafalaria
siempre la cuidaría, nunca la vendería
le daría luz y sombra, fumaría al sol
Si yo tuviera una flor

Y si yo fuera más cuerdo
menos loco y vulgar
si escribiera poemas que se leyeran lejos de acá
si entonara canciones que soplase el viento
Sería tan feliz que moriría, lo dejaría

Prefiero morir, morirme bien muerto
en las calles, en esquinas, o en mil ciudades
Antes que ser lo que no quiero ser
Antes que hacer lo que no quiero hacer.

por PAtricio LAnge

viernes, 16 de octubre de 2009

He leído: Retratos, de Truman Capote





Es imposible comentar un libro escrito por Truman Capote sin referirse inevitablemente a su autor, quien es autorreferencial por naturaleza. Hablar de su obra es hablar de él.
Brilló como periodista y dramaturgo, y se lo consideró uno de los padres del nuevo periodismo: esa manera de contar que combina ficción narrativa con reportaje periodístico.
Tuvo una gran habilidad para relacionarse con la aristocracia neoyorquina y con los que protagonizaron el mundo de la cultura y el espectáculo de su época. Esta cualidad le valió la posibilidad de que se abriesen las puertas que le permitieron realizar algunos de los trabajos periodístico-literarios más importantes del siglo XX.

Decir que el libro Retratos, de Truman Capote, es una recopilación de entrevistas, sería una descripción muy pobre que no le haría justicia. Es más bien un compendio de historias de vida, de vidas interesantes que valen la pena ser contadas. Y Capote habla tanto de los otros como de sí: de su amistad con las estrellas, su sexualidad, orígenes, apetencias e intereses.

Es así que introducirse en la lectura de Retratos, equivale a espiar la intimidad de una celebridad por el agujero de la cerradura. O mejor aún, por momentos da la sensación de que el lector está presente en la habitación donde se desarrolla la conversación entre el periodista y el entrevistado.

Truman es un chismoso genial que no duda en enterar al lector de las conversaciones que sostuvo con sus celebridades de confianza, y cuenta cosas que se dicen entre amigos y no en una entrevista. Hasta deja trascender intimidades de terceros.

El libro tiene por dos partes, la primera y principal posee seis relatos entre los que se destacan los que protagonizan Marlon Brando, Elizabeth Taylor y Marilyn Monroe. La segunda es un compendio de 14 comentarios que hizo Capote para el libro de fotografías Obsevations, de Richard Avedon, en el que sobresalen los perfiles de John Huston, Ezra Pound, Humphrey Bogart e Isak Dinesen.


A Capote lo favorecen más los desarrollos largos, le sientan mucho mejor los párrafos extensos con oraciones subordinadas donde explica una cosa, describe otra, salta en el tiempo, y retoma más adelante la línea original sin que el lector pierda el hilo del relato ni caiga la fluidez de la historia. Porque Truman es un experto en envolver, arropar y crear climas.

Esto se percibe con mucha fuerza en El duque en sus dominios, el texto que abre el libro, que comienza con la escusa de ser un reportaje a Marlon Brando pero termina por convertirse un retrato biográfico profundo, una radiografía predictiva de un actor que lo tenía todo pero quería otra cosa, algo que todavía en ese momento no estaba definido, y que se materializó años más tarde cuando se volvió un ermitaño inalcanzable.

Retratos es un nombre que ajusta perfectamente con el trabajo que realizó Truman Capote. Después de leer sus líneas podría decirse que se llegan a conocer los rasgos fundamentales de los personajes involucrados. Queda la extraña certeza de que el autor muestra las venas abiertas de sus interlocutores.

Nunca pudo evitar ser protagonista, por narcisista o por talentoso, o por ambas cosas, Truman Capote (1924-1984) siempre estuvo en primer plano. Fue, mucho antes de que se acuñara el término, un miembro de la selecta constelación de los condenados al éxito.
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Fernando Córsico

miércoles, 14 de octubre de 2009

"Cuando me muera, quiero que me toquen cumbia""




El 6 de febrero de 1999, refugiado bajo la mesa de un rancho, desarmado y gritando que se entregaba, Víctor Manuel “El Frente” Vital fue acribillado por la policía. Tenía 17 años y, con su muerte, nació un mito: los pibes chorros de las villas 25, San Francisco y La Esperanza, al norte del conurbano bonaerense, lo convirtieron en “santo”, una leyenda capaz de protegerlos de la muerte y la metralla policial.

Pibe chorro desde los 13, El Frente era un referente en la villa, un ladrón generoso que repartía sus botines, conseguidos a punta de pistola, entre la gente más pobre del barrio. Con su muerte, terminó una era y los viejos códigos de la delincuencia fueron sepultados por la violencia y la traición.

Con ritmo de novela y al estilo non fiction, Cristian Alarcón parte del mito del fusilado convertido en santo, y se mete, primero como periodista, luego como testigo, y finalmente como amigo y confidente en la vida de quienes lo conocieron.

El trabajo de investigación, a cargo de Silvina Seijas, es riguroso, pero la prosa se tiñe con las vivencias personales del autor en la villa, cargando al relato de una intensidad poco común en los libros del género, y lo aleja del ya clásico formato periodismo de investigación para convertirlo en una novela non fiction de impacto emocional.

Es en esa mirada cercana, profunda y conmovedora, donde el libro gana y se convierte en una pieza diferente, quebrando una de las leyes primeras del periodismo: la máxima objetividad posible. Sin contaminar la historia, el autor nos conecta de manera íntima con el suceso.

Cuando me muera quiero que me toquen cumbia es un testimonio, un relato que parte de la investigación pero que termina adentrándose entre los pasillos estrechos, los ranchos, la droga y la vida de los pibes chorros alucinados por el Poxirán y las pastillas, robando para comer o para comprar droga, matando al tiempo en un lugar del mundo, a pocos kilómetros de la Capital Federal, donde el hambre, la miseria, el delito y la muerte, son el paisaje habitual.


Cristian Alarcón, nació en Chile en 1970 y trabajó en el diario Página 12 hasta 2002 abordando siempre temáticas relacionadas con la exclusión social y la violencia urbana. Por este libro, "Cuando me muera quiero que me toquen cumbia", Alarcón fue distinguido en Nueva York, en 2006, con el premio "Samuel Chavkin" a la integridad en periodismo, una nómina reservada a los periodistas comprometidos de Latinoamérica y el Caribe una distinción en Nueva York.

"No se puede vivir la violencia como si fuera una sola. Hay que entender qué es lo que da pie a cada conflicto. Cuando captás esa complejidad, salen a la luz las formas de exorcizar la violencia que ellos tienen. Porque en la villa también hay alegrías y afecto, y ser incapaz de ver toda la trama puede dar como resultado una imagen no sólo lacrimógena sino también reaccionaria de la pobreza." Cristian Alarcón.


Ficha Técnica

Autor: Cristian Alarcón

Título: Cuando me muera quiero que me toquen cumbia

Editorial: Grupo Norma

1ra edición: 2003


Entrevista al autor en el suplemento Radar del diario Página 12



domingo, 11 de octubre de 2009

¿Quién es Herta Müller?

La rumana se convirtió en la duodécima mujer en ganar el Premio Nobel de Literatura 2009


"No lo puedo creer todavía. Lo sé, pero todavía no aterrizó en mi cabeza. No lo esperaba, estaba segura de que no pasaría", declaró en Berlín Herta Müller durante una rueda de prensa después de haber recibido, tal vez, la noticia más importante de su vida. Esta mujer, de 56 años, acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura y se hizo un lugar en la lista de los más prestigiosos escritores de la historia, según la Academia Sueca.

Müller nació el 17 de agosto de 1953 en Nitzkydorf, un pueblito de Rumania. Estudió filología germánica y filología rumana. Durante un tiempo fue traductora técnica para una fábrica de maquinaria, pero fue despedida por no querer colaborar con la Securitatea Statului, la policía secreta del régimen comunista rumano.

Allí comenzó su conflictiva relación con el gobierno de ese país, lo que la llevó a sufrir la censura de sus publicaciones y hasta fue amenazada e interrogada por la policía secreta varias veces.

Su primer libro, una colección de cuentos bajo el título de Niederungen (traducido al español como En tierras bajas), fue prohibido por el régimen comunista rumano y fue publicado recién cuatro años después en Alemania.

El libro describe con mucha habilidad la vida de un perdido pueblo, compuesto por alemanes y sito en Rumania; la voz principal es la de una niña.

Otra obra polémica en aquella época fue Drückender Tango (Tango opresivo), un libro que criticaba duramente la corrupción, la intolerancia y la opresión del régimen comunista de Nicolae Ceausescu. A pesar de la censura, sus libros eran muy aclamados por el pueblo rumano y por Alemania.

Luego de casarse con el novelista Richard Wagner, se fue a vivir con él a Alemania en 1987.
Siempre fue conocida por sus duros relatos acerca de las condiciones de vida en Rumania en los tiempos del régimen comunista.

El 8 de octubre de 2009, Müller es reconocida con el Premio Nobel de Literatura. La Academia Suiza dijo reconocer en ella la capacidad de describir con “la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, el paisaje de los desposeídos”.