sábado, 29 de agosto de 2009

Eduardo Galeano



Un alma latinoamericana


“Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana” . Así entiende el mundo actual el escritor y periodista Eduardo Galeano.



Eduardo Germán Hughes Galeano, según cuenta su documento, nació en 1940 en Montevideo, Uruguay. Pero si hay algo que caracteriza a este destacado cronista de su tiempo es su conciencia latinoamericana: “La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social” , asegura con convicción el hombre de familia danesa que supo conjugar en su carrera el ensayo, la literatura y el periodismo con cruda valentía.

El hombre que luego se convertiría en uno de los principales referentes de las letras tuvo muchos oficios: fue cadete, dibujante, peón en una fábrica de insecticidas, taquígrafo y hasta cajero de banco. Entró en el mundo del periodismo en la revista de culto uruguaya “Marcha”. Llegó a ser el director del diario “Época” en 1964 hasta que, nueve años después, el golpe de estado de su país lo obligó a exiliarse a la Argentina. Si bien ahí funda y dirige la revista literaria “Crisis”, que tuvo gran repercusión en la sociedad de la época, su suerte no duró mucho dado que una nueva dictadura censuró su voz y Galeano tuvo que instalarse en España para consolidar su carrera.

Cuando se escribe sobre Galeano se piensa en política, en conciencia social, pero también en un hombre apasionado del fútbol y de las mujeres, ligado a costumbres sencillas, que supo retratar con particular sagacidad la sociedad contemporánea, la que él mismo integra, y denunciar sus pesares y sus eternas miserias.
Esta inmensa humanidad lo llevó a escribir “El Libro de los Abrazos”, un escrito de contenido poético que constituye parte de lo más rico de su obra. Uno de los mejores relatos de este libro se titula “La noche”, y fue interpretado por el músico Joan Manuel Serrat en su canción "Secreta mujer".







Pero la columna vertebral de la obra de Galeano es, sin duda alguna, el compromiso social. A fines de los setenta publicó su libro más emblemático "Las venas abiertas de América latina". Ligado a una escritura de denuncia, condenó abiertamente la opresión de un continente del que se sabía hijo, por medio de datos terriblemente esclarecedores. Fue traducido en dieciocho idiomas y continúa siendo uno de los libros más vendidos, gracias a su endémica vigencia.
Luego de varias exitosas obras, su último best seller fue “Patas Arriba”, en 1998, una versión renovada de esa denuncia en contra de una realidad que Galeano se niega a aceptar sin repudio. La voz de Galeano es coherente y concisa, y responde a una obra literariamente sólida, donde un escritor/periodista persigue la verdad, denuncia las injusticias, y no se queda quieto frente a las miserias y temores que acosan al pueblo que ama.
“El Derecho de Soñar” es un fragmento de esta última obra. Aquí, de la voz de Galeano.








Porque como él mismo supo expresar, “Al fin y al cabo, todos somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.

Por Micaela Georges

viernes, 28 de agosto de 2009

He leído: Jorge Amado "Los Capitanes de la Arena"



El autor: Jorge Amado

La obra: Los Capitanes de la Arena (Brasil, 1937)


Los Capitanes de la Arena es una novela que transcurre en la mágica ciudad de Salvador de Bahía, la ciudad natal del popular escritor brasileño Jorge Amado. Esta novela rescata la historia de un grupo de chicos marginales, sin hogar ni familia que delinquen para vivir.


El relato recorre la ciudad de Bahía, que enmarca prácticamente toda la obra de Jorge Amado, y describe la vida dura de los chicos sin hogar de Brasil en la década del 30 del siglo pasado. Sus personajes son adolescentes que viven del robo, deambulan por calles y calabozos sin ayuda del gobierno, la escuela ni la Iglesia. Sólo un cura rebelde, enfrentado con el clero por su trabajo social, es su único amigo.

Amado es muy preciso emocionalmente en las descripciones de su Bahía natal. Son pinturas muy coloridas de escenas y situaciones realmente entrañables, al igual que los personajes, niños delincuentes que viven, no en las favelas, sino en un almacén abandonado en la playa.

El autor escribió ésta, su segunda novela, a los 25 años. Desde el punto de vista literario probablemente no sea la obra de mayor vuelo de Amado pero aún así sobresalen, además del colorido de las imágenes y las bellas descripciones de Bahía en su época, la forma en que Amado humaniza por completo a estos chicos marginales y marginados, aislados de la sociedad, sin padres, sin amor, y recrea personajes realmente queribles.

La obra tiene un valor político y social importante porque es una novela de denuncia que trata una temática muy poco usual para esos años y para una sociedad bastante más pacata que la actual brasileña. Estamos en la década del 30 del siglo pasado en un contexto dictatorial. El año en que sale la novela (1937), Getulio Vargas, que hasta ese momento era presidente constitucional de Brasil, da un golpe dentro de su propio gobierno (autogolpe), para frenar la avanzada de los grupos de izquierda hacia el poder. Vargas instala un gobierno muy nacionalista, de tipo corporativista y casi fascista.

Jorge Amado, que era miembro activo del partido comunista brasileño, tuvo que exiliarse en Argentina y los ejemplares de la primera edición de Los Capitanes de la Arena fueron quemados en la Plaza de Bahía. Recién en 1944, un año antes de que caiga el gobierno de facto de Vargas, quien después volvería a ser presidente electo de Brasil, es publicada una segunda edición que rescató a la obra de las cenizas.

Los Capitanes de la Arena triunfa doblemente por su valor político y literario, por su carga social y porque logra describir la marginalidad y la pobreza reinantes en la década del 30 en Brasil con un relato pleno en historias de amor y compañerismo entre sus personajes, convirtiendo una temática dura en una verdadera lección de amor.


Entrevista con el autor en Cuba: Amado y Latinoamérica